Deletreando tu nombre
aprendí el camino del mar.
Me enseñaste a contar estrellas
y a mirarte en el espejo del río.
Me vestiste de amapolas
y en las tardes de verano,
fue tu risa mi canto.
Descubrimos juntos
el vuelo del viento
y el aleteo fiel de la mariposa.
Tomaste mis deseos y los alzaste
hasta tus labios peregrinos,
y en las aguas de tus besos
fui océano, fui horizonte,
fui el sol de tus amores.
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Hasta mañana, si Dios quiere.
Imagen de Antoneta Wotringer. Gracias
12 comentarios:
Es delicioso este poema.
Bonito a más no poder.
Besos.
Muchas gracias, Torito querido.
Más besos para ti.
Bien dicen que uno de los oficios con los que se nace es el de poeta.
Si yo pudiera escribir algo así, al terminar quedaría con traumatismo encéfalo craneano.
Exagerado, mi querido Esteban :-)
Muchas gracias por tu comentario.
Besos hasta Chile.
Mi tierra es de amapolas, tus poemas son de tierra, de llanto, de vida, de color rojo, de amanecer en la memoria.
Beso.
Qué bonito describes mis poemas, querido Javi. Gracias.
Conozco tus amapolas, son tan bellas como la tierra que las ve nacer.
Dos besos.
Deletreando se aprende a leer y , por lo visto, también a amar. Bello!! Abrazos.
¡Cuántas cosas nos enseña el amor!
Gracias, mi querido Fernando.
Besos.
¡Que lindo el verso con el que comienzas el poema!:
Deletreando tu nombre
aprendí el camino del mar.
Un beso
Gracias por tu comentario, José querido. Sabes cuánto me alegra que te gusten mis poemas.
Un beso.
Este es Bellisimo.
No solo por las amapolas que me pierden si no porque nos haces partícipes de tus recuerdos tan literalmente, vamos que yo estuve allí en medio :D
(jajajaja) precioso!!!
Otro beso.
Qué bello tu comentario, Indra querida. Eres un amor de niña :-)
Muchos besos para ti.
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