Ven, amor,
desmantelemos el hondo velo
de lo prohibido
y hagamos de cuenta
que el deseo nos visita,
y nos habita sin tocarnos,
de cara al mundo,
ansioso,
perdido entre tus dedos
como un gorrioncillo
que se anuda a mi falda,
y bebamos de nuestra piel
el venero silencioso
de una eterna sinfonía de luz.
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Hasta mañana, si Dios quiere.
Imagen de Iosif Badalov. Gracias
10 comentarios:
Siempre dulce, siempre, siempre...
Besos.
Precioso poema.
He sufrido un lapsus de lectura... Prefiero tu venero a mi veneno.
Un abrazo.
El deseo que camina por las estribaciones del amor. Abrazos.
Más besos para ti, Torito hermoso.
Me da gusto que prefieras el venero, querido jnj :-)
Un beso para ti.
Un abrazo grande, mi querido Fernando.
Tus versos laten, tus dedos han danzado palabras de amor, y con ellas, hemos bebido de tu dulzura.
Un beso.
Un deseo dulce a la vez que ansioso...que bello sentir es ese...
Muchos más besos :)
Gracias por tus palabras, querida María.
Un beso muy grande para ti.
Tan bello y dulce como el amor mismo, mi querida Indra.
Gracias...
Besos, guapísima.
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