No voy a
abandonar
el camino
solitario
teñido bajo el
sol,
arrancado de
los
sueños
que empapaste de
recuerdos,
de esperanzas
y una flor.
Volveré
tras
las aguas
cristalinas
que
un
día brotaron
de
tus ojos,
y
me bañaré
en
ellas y no
preguntaré
cómo
me guardaste
para
siempre
entre
tus blancas
manos
de luna.
Dibujaré
las
estelas que
pintó
el viento
en
tu boca,
vagabunda
en
tu pecho,
cautiva
de las
huellas
que
dejaste
en
la tierra abierta
al
final del
horizonte.
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Hasta mañana, si Dios quiere.
Imagen de Miriana. Gracias
8 comentarios:
Muy bonito y lleno de esperanza.
Besos.
Un poema precioso, querida Angélica.Y esta figura me ha encantado:"tus blancas
manos de luna".
Un abrazo
Suena esperanzador, suena como un regalo que se entrega sin pedir nada a cambio. Tu poema es una promesa que nunca arrastrará el abismo.
Beso.
Como la esperanza de amar un instante eterno...
Un beso, Torito querido.
Tan blancas como un beso en pleno sol...
Un beso, querido José.
Qué cosas más lindas dices, querido Javier... "...es una promesa que nunca arrastrará el abismo..."
Gracias.
Un beso.
Gracias por las indicaciones, porque no podía dejar de comentar que éste, es un bellísimo poema. Abrazos.
Muchas gracias, querido Fernando, por tus palabras, pero sobre todo, por tu visita.
Un beso.
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