Me conozco tu boca desbocada,
deshojada de palabras,
desvelada y briosa,
inflamada de luz cuando besa
y despierta
y baña el manto de mi boca.
Me conozco tu mirada sinuosa,
florecida y cómplice,
exiliada en mis pupilas,
entregada a contemplarme
y desnudarme
y sembrarme de ciruelos la piel.
Me conozco tu risa traviesa,
aventurera y libre,
perfumada y bella,
cubriendo de jazmines
y de rosas
y de almendros cada amanecer.
deshojada de palabras,
desvelada y briosa,
inflamada de luz cuando besa
y despierta
y baña el manto de mi boca.
Me conozco tu mirada sinuosa,
florecida y cómplice,
exiliada en mis pupilas,
entregada a contemplarme
y desnudarme
y sembrarme de ciruelos la piel.
Me conozco tu risa traviesa,
aventurera y libre,
perfumada y bella,
cubriendo de jazmines
y de rosas
y de almendros cada amanecer.
--------------------------------------------------------------------
Hasta mañana, si Dios quiere.
Imagen de Janusz Taras. Gracias
3 comentarios:
La sabiduría de conocer lo mejor!!! Abrazos.
Un poema precioso, Angélica; pero de todo él, los comienzos de las estrofas, me encantan. Muchas gracias por traérnoslo.
Un abrazo
Gracias por sus bellos comentarios, Fernando y José. Me animan a seguir en este camino tan bello de la poesía.
Un abrazo a cada uno.
Publicar un comentario