en esta oscuridad que revienta tu luz.
Busco en la memoria
la paloma que volaba tu sonrisa
cuando la tarde nos hablaba, tímida,
del rumor del viento en nuestros labios.
Ya no hay quietud en la flor desbaratada
que sembraste en mi pecho, gota a gota,
mientras yo te alborotaba las horas del amanecer,
horas de nubes, de tierra, de vid.
Se fue el perfume de tu aliento,
la blancura de tus manos y ese abrazo callado
en la penumbra de mi cama.
Todo se ha ido en silencio, todo,
menos soledad.
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Hasta mañana, si Dios quiere.
Imagen de Ron Germundson. Gracias
6 comentarios:
¡Que poema tan triste, Angélica!
Si es ficción, realmente has conseguido una verdadera realidad, y si es una emoción personal, seguro que más pronto que tarde pasará.
Este es el verso que más me gusta:
Se fue el perfume de tu aliento/
la blancura de tus manos y ese abrazo callado/ en la penumbra de mi cama.
Un abrazo
La Fiel, Soledad.
la soledad en ocasiones, es mas alegre que la compañia
Hola Angélica: Tristes estos versos, supongo que son producto de la sensibilidad del alma del poeta. me gustan todos los versos.
Un fuerte abrazo
Con el vuelo de la paloma se fueron los amaneceres de ese bello amor. Hermoso poema, amiga. Abrazos.
Al menos algo hay fiel en este mundo...La señora soledad,tan triste ella y aun asi esta junto a noosotros.... que belleza....
Mariella
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