Acerca un segundo
el reflujo de tu mirada
y deja que sature de albas
la intimidad.
Que la noche desvista
el calor de tu aliento
y guarde la fragancia
de tus pétalos en mi piel.
Que las horas canten y beban
esta flor mía,
quebrada y desnuda
y clausurada en tu talle,
en el cenit del corazón.
el reflujo de tu mirada
y deja que sature de albas
la intimidad.
Que la noche desvista
el calor de tu aliento
y guarde la fragancia
de tus pétalos en mi piel.
Que las horas canten y beban
esta flor mía,
quebrada y desnuda
y clausurada en tu talle,
en el cenit del corazón.
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Hasta mañana, si Dios quiere.
Imagen de Marc Aubry. Gracias
6 comentarios:
Hola Ángelica: Siempre disfruto con tus versos.
Feliz finde
Un abrazo
Angélica:
Una vez más la dulzura de tus versos, llegan a esta colina.
Saludos
Una forma delicada y casi perfecta para describir al amor. Abrazos.
Cuando dejas que tus sentimientos escriban no hay límite, no hay lugar, no hay techo ni limite para ese cenit.
Beso.
Me gusto mucho todo el poema me quedo con esta parte que me parece simplemente hermosa y genial.
"Que la noche desvista
el calor de tu aliento
y guarde la fragancia
de tus pétalos en mi piel"
Mi afecto y reconocimiento
Hermosísimo como cada vez, querida poeta.
Un beso.
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