martes, 21 de mayo de 2013

Su beso



     Cerré mis ojos en un intento por abandonarme al sueño, sabiendo que una vez más estaría plagado de su recuerdo, de sus besos, de sus caricias plasmadas en mi piel, palpitando de deseo por hacer realidad nuestro amor…

     Evoco el instante en que sus labios rozaron los míos… Roces tibios, descubriendo la suavidad de un amor aún sin estrenar… Mi cuerpo temblaba pegado al suyo, fundidos en ese abrazo eterno que tantas veces soñamos… Su mano en mi nuca, acercándome más a sus labios, entreabiertos, recibiendo ese beso que estaba a punto de estallar…

      Me acomodó en su cuerpo… Mis pechos de roca herían sus anhelos y yo los hacía míos… Se deslizó en mis labios y entró en mi boca, suavemente, dulcemente, regando de rocío mi ser, bebiéndome con cada suspiro, saciando mi sed de él en ese éxtasis de amor...

     Entrelazamos las lenguas, ahogando las palabras mudamente… Nuestras almas necesitaban gritar el amor tantas veces guardado… Sus manos me rodeaban, me buscaban, tatuando el deseo de entregarnos…

      Nuestros labios se unieron una y otra vez, apasionadamente, derritiendo las murallas de un mundo que se perdía en la más pura oscuridad…  Construyendo las caricias con agua y sal, arena del deseo fecundado con amor…

      Le pedí que viviera eternamente en mi boca… Así… Turbándome hasta la locura, comiendo mi cuerpo y bebiendo el rocío de mi fuente…

      Ahora lo sé… Amo su beso… sus besos…
 
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     Hasta mañana, si Dios quiere.
 
     Imagen de Martin M. Gatti. Gracias.