
Acerca un segundo
el reflujo de tu mirada
y deja que sature de albas
la intimidad.
Que la noche desvista
el calor de tu aliento
y guarde la fragancia
de tus pétalos en mi piel.
Que las horas canten y beban
esta flor mía,
quebrada y desnuda
y clausurada en tu talle,
en el cenit del corazón.
el reflujo de tu mirada
y deja que sature de albas
la intimidad.
Que la noche desvista
el calor de tu aliento
y guarde la fragancia
de tus pétalos en mi piel.
Que las horas canten y beban
esta flor mía,
quebrada y desnuda
y clausurada en tu talle,
en el cenit del corazón.
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Hasta mañana, si Dios quiere.
Imagen de Marc Aubry. Gracias